Mucho se ha escrito de la red de los (antiguos) 140 caracteres desde que hiciera su aparición hace unos años, se expandiera, cogiera fama, pero luego empezara a dar síntomas de agotamiento, con bajada de usuarios (o estancamiento de los mismos) y una salida a bolsa que no tuvo el éxito esperado.
Los gurús de las redes sociales preconizaban en 2017 su desaparición para dentro de dos o tres años, proceso empujado además por el avance de otras redes como Instagram, siendo 2018 el año que la dejaría herida “de muerte”. Sin embargo, haciendo balance de este 2018, parece que Twitter no solo resiste, sino que resurge como el ave fénix reclamando su puesto en el panorama de las redes sociales.
Lo primero que hay que destacar es que Twitter ha hecho frente a una de sus principales dolencias: la falta de renovación e innovación en la red. Frente al tándem Facebook-Instagram de Zuckerberg, que siempre está atento a incorporar las últimas tendencias en el uso de las redes que detecta que reclaman los usuarios, Twitter prácticamente no había movido su modelo de red en 10 años.
Sin embargo, durante el último año nos sorprendió aumentando su número de caracteres al doble, de 140 a 280, primero a cuentas verificadas y luego a todos los usuarios. Algunos criticaron este cambio, argumentando que se perdía la esencia de la red de escribir solo en 140, pero a la larga la apuesta ha sido un éxito y los usuarios están más cómodos con este nuevo sistema.
Otra medida que adoptó Twitter fue la ‘purga’ de cuentas falsas, otro de sus problemas. La red estaba plagada de cuentas falsas para hinchar seguidores de determinados perfiles e, incluso, se hacía negocio con la compra de seguidores falsos. Twitter eliminó y limpió cuentas de seguidores, lo que provocó que algunos se llevaran las manos a la cabeza al levantarse un día y ver que habían perdido un 20% de sus seguidores. La limpieza fue de tal magnitud que hasta se eliminaron seguidores que sí eran reales, pero poco activos, con el consiguiente enfado de algunos. Pero era necesario, pues una red no puede estar llena de falsos seguidores si queremos que sea mínimamente seria.
La clave de la supervivencia de Twitter es la especialización. La red del pajarito ha entendido cuál es su punto fuerte: la actualidad. No hay red que informe de manera más rápida de cualquier suceso. Junto a ello, la especialización en determinadas áreas como política, deportes y televisión. Ahí tenemos, de hecho, a Donald Trump lanzando sus anuncios y mensajes por Twitter, convirtiendo sin darse cuenta a la red en protagonista.
Twitter se ha beneficiado también de la llamada ‘doble pantalla’: la gente que ve la televisión mientras cuenta sus impresiones sobre el programa en redes, y la red del pájaro tiene el mejor sistema para realizar esto. Existen comunidades de usuarios que siguen determinados programas y que se organizan para comentar lo que sucede en esta red, algo que no pueden hacer de forma tan fluida en otros espacios como Facebook o Instagram.
Las acciones en bolsa de Twitter, tras el bajón, se han estabilizado, dando una seguridad económica a la compañía. Aun así, Twitter debe mejorar algunos aspectos en el futuro, como la publicidad, que no deja de ser su principal vía de ingresos. Si bien la inserción de publicidad en Twitter y su alcance es mayor que antes, no tiene la misma efectividad que en Facebook o Instagram. Aquí la compañía tiene deberes.
También en mejorar su algoritmo, que a veces suspende cuentas simplemente porque un grupo de personas organizadas acosan a un usuario sin que este haga nada o porque la red malinterpreta palabras como “ofensivas”. Twitter, sin darse cuenta, se convierte en censor de opiniones que no son censurables por problemas de algoritmo.
Otro aspecto a tener en cuenta son los haters y los trolls: Twitter no puede ser la red en la que personas anónimas descarguen su ira u odio y persigan al contrario. Es un aspecto que debe plantearse la compañía en un futuro si no quiere que la consideren como la red que recoge ‘toda la basura’ de Internet.
Por muchos aspectos que tenga que mejorar, lo que está claro es que Twitter tiene cuerda para rato y los agoreros que tenían ya la pala preparada para enterrarla se van a quedar con las ganas. 2019 será un año en el que la red puede seguir estabilizándose e incluso volver a aumentar en seguidores. Veremos.